En muchas empresas constructoras, los procesos de planificación, ejecución y certificación funcionan como compartimentos estancos, sostenidos por información parcial o desactualizada. Esto genera desvíos, retrabajos y pérdida de oportunidades de mejora. Además, decisiones clave —como el uso de materiales o el consumo de recursos— suelen tomarse con baja visibilidad, lo que impacta en los plazos, los costos y la calidad de los proyectos. La falta de conexión entre lo planificado y lo que realmente ocurre en obra dificulta el aprendizaje organizacional y la mejora continua.